Toda la vida he batallado para mantener mi peso. Después de muchos años y muchas dietas, he concluido que lo que engorda no son los postres, el pan o el queso que consumimos, sino los pensamientos que nos consumen con relación a la comida. A continuación comparto contigo cinco pensamientos destructivos que debemos cambiar.
Pensamiento «desajuste completo». Fuiste a almorzar y rompiste la dieta ordenando una hamburguesa. En vez de pensar «ya hice el desarreglo, voy a aprovechar y ordenar las papitas y el batido también». Mejor piensa «voy a disfrutar de un sólo antojo a la vez». Recuerda que una hamburguesa, de vez en cuando, no te hará aumentar. Si le agregas papas, batido y postre, ¡claro que engordarás!. Acompaña tu desarreglo con una ensalada.
Pensamiento «sólo uno». Todos tenemos un gustito imposible de resistir. Para algunos es el chocolate y para otros las galletitas saladas. En vez de decir «me comeré sólo una», mejor admite: «una vez comience, no voy a poder parar, por eso voy a abstenerme». Calma tus ansias con algo menos calórico y menos tentador, como una gelatina o fruta.
Pensamiento «aplaca penas». Una pinta de helado o una pizza entera con doble queso y pepperoni te harán sentir bien por 10 minutos pero no resolverán tus problemas. En vez de pensar «me voy a sentir más aliviada después de tragarme estas barras de chocolate», mejor reflexiona «estaré bien por un ratito, pero más tarde me sentiré miserable».
Pensamiento de cortesía. En las familias latinas es muy común visitar a alguien que te obliga a ingerir sus platillos deliciosos. En vez de pensar «no puedo despreciar su comida porque se va a ofender»; piensa «voy a cuidarme y ponerme en primer lugar, voy a satisfacer mis deseos y no los de otro».
Pensamiento «voy a aprovechar». Hoy en día muchos restaurantes ofrecen buffet de ensalada abierto con atractivos letreros que dicen: «All You Can Eat» (todo lo que pueda comer). Es vez de pensar «voy sacarle el máximo a mi dinero, además que la ensalada no engorda». Mejor piensa «aunque haya gran variedad de comida no tengo que probarla toda».
Tus pensamientos ejercen una enorme influencia en tu vida. Ellos determinan desde tu vida sentimental hasta tu vida financiera. Déjalos que te ayuden a llevar una vida más saludable. En vez de tratar nuevas dietas, más bien cambia tus pensamientos cuando estés frente a la comida.