Seguramente cuando llegan a tu vida estas amistades tóxicas (de esas que se quejan todo el tiempo), sientes la necesidad de ayudarlas, pero si tratas de rescatarlas demasiado, «te intoxicarás» también. Desafortunadamente no puedes sanar a quienes sufren de este mal. Para estos individuos mejorar su situación, primero tienen que aceptar que padecen de esta enfermedad emocional. Así como “lo malo se pega”, también “lo bueno se pega”. Por eso, rodéate de personas que tengan en abundancia aquello que a ti te falta y te contagiarás. Por ejemplo: si eres tímido, acércate a los extrovertidos. Si careces de dinero, reúnete con los ricos. Y si eres alcohólico, júntate con los sobrios. Húyele a los que comparten tus debilidades, y relaciónate con amigos que se identifiquen con tus fortalezas. Mi abuela siempre dice : “un amigo bueno y fuerte, llega más allá de la muerte”.