Por María Marín
Me escribió una lectora frecuente y cuenta que su hija de 10 años fue seleccionada para salir en una obra teatral en su colegio. La pequeña ensayó su libreto a la perfección y tres días antes del gran «debut», le dio terror pensar que podía olvidar sus líneas en el escenario y desistió de participar. La madre trató de persuadirla a presentarse pero no pudo. Desilusionada y frustrada me preguntó qué debía hacer para tener una hija «segura».
Debo mencionar que la última vez que esta dama me escribió, me dijo que quería aprender a hablar inglés y aunque lo comprendía perfectamente, le daba terror hablarlo, entonces el temor de la hija de olvidar el libreto, quizás, lo adoptó del miedo de su mamá a hablar otro idioma.
Es normal que las niñas sean más susceptibles que los niños a crecer inseguras. A diferencia de los varoncitos, a nosotras nos decían que debíamos casarnos con un doctor, un abogado o un ingeniero, sin embargo, ¡a mis hermanos nunca les dijeron que buscaran una dama profesional!
La única razón que las madres fomentaban nuestra educación era: «Por si acaso no te va bien en el matrimonio, estás preparada». Inconscientemente nos enviaban un mensaje subliminal que decía que para vivir bien, había que encontrar una pareja que te proveyera porque nosotras éramos incapaces de hacerlo.
El hogar es la base fundamental para la seguridad de los niños. Un niño criado con una madre segura de sí misma es mucho más seguro que otros niños.
Queramos o no, transmitimos nuestras seguridades e inseguridades a nuestros hijos, entonces si tu hija observa que no te atreves opinar por miedo a ser criticada, cuando ella crezca seguramente tampoco exigirá sus derechos.
Los siguientes cuatro principios son básicos para cimentar la seguridad de una niña:
1) Déjala que opine- «!Cállate, vas a la cama porque lo digo yo». La madre que usa éstas palabras, le crea una mentalidad a su hija de que su voto no cuenta en la vida. Evita imponer tus leyes sin permitirle aportar su propia opinión, aún cuando no estés de acuerdo con ella.
2) Responsabilidad- Asígnale obligaciones, y no me refiero a recoger la cama, sino una responsabilidad que la haga sentir partícipe del bienestar de todos en el hogar. Por ejemplo: Si le gusta la cocina, que el sábado guise para la familia.
3) Respeto- Además de la obediencia que debe tener por sus padres y familiares, el respeto más importante que deber aprender es el propio. Déjale saber que ella vale y que bajo ninguna circunstancia permita que la humillen.
4) Confianza- Enséñale a tener confianza en ti y en otros, esto le hará confiar en ella misma.
Le dije a mi lectora: «Seguridad es algo que no se puede enseñar, que los niños no aprenden con órdenes, sino que con ejemplos. Ellos hacen lo que demostremos y no lo que ordenemos, si quieres que tu hija sea segura, dale el ejemplo de una madre segura»