Hace unos días fui a dictar una conferencia a Las Vegas, y siempre que voy me encanta ir al famoso show de las fuentes, frente al hotel Bellagio, un espectáculo difícil de describir, simplemente se tiene que vivir alguna vez en la vida, porque son chorros de agua que llegan casi hasta el cielo, iluminados por bellas luces y ambientados por obras musicales que te hipnotizan.
En esta ocasión estaba con un amigo que nunca lo había visto y rápidamente sacó su celular para grabar. Le dije: “Disfruta este espectáculo con tus ojos, no a través de una pantalla”. Se hizo el sordo y vio todo desde su celular. Lo mismo sucede cuando la gente va a un concierto, en vez de apreciar a su cantante favorito, lo mira por una pequeña pantalla para luego publicarlo y que sus amigos vean a su ídolo.
Para muchos hacer fotos y videos es la parte más importante de sus salidas pero vamos a ser honestos ¿cuántos después de grabar un show lo vuelven a ver?
De seguro después de publicarlo, lo descargas en una computadora o lo envían a la nube para liberar memoria del celular y seguir registrando “momentos importantes” ¿Será esto una actitud compulsiva que nos está alejando de disfrutar experiencias y vivir el momento?
Personas de todas las edades están creando una conexión intensa con la tecnología pero desconectándose emocionalmente de sus experiencias.
Sé de alguien que en vez de disfrutar el nacimiento de su hijo, se concentró más en grabarlo. Tomar fotos y videos, no está mal, claro que yo también las tomo y las comparto en mis redes sociales, pero si un celular está captando nuestros momentos en vez de presenciarlos, nos estamos privando de atesorar vivos recuerdos en nuestros corazones. ¿Qué opinas?