En la primera etapa del enamoramiento, conocida como deslumbramiento o fascinación, tus niveles de atracción hacia tu pareja estaban en su nivel más alto.
La magia, la química, la aventura del mutuo descubrimiento estaban allí, pero en cuanto pasaron a vivir bajo el mismo techo y la rutina, seguida del aburrimiento, comenzaron a hacer de las suyas esos niveles de atracción, se fueron reduciendo, inclusive llegando a extinguirse. Esta experiencia es común en millones de parejas del mundo entero.
Claro que cada pareja experimenta este enfriamiento de forma diferente. Para algunos se pierde la atracción física por factores muy elementales.
Veamos las 8 razones más frecuentes:
1. Uno de los dos o los dos, descuidan su apariencia física.
Los dos ya no se miran con ojos cargados de deseo porque, tal vez, sobre todo en el contexto de la pandemia, el esposo se cansa de ver a su mujer en pijamas todo el día, sin maquillaje y despeinada. Y la esposa se queja de que su marido no cuida ni su aspecto ni su aseo personal.
2. Han dejado de esforzarse por causar una buena impresión.
Qué comparación con los primeros tiempos de la relación, cuando cada uno solamente presentaba su “mejor yo” delante del otro y había una alta cuota de misterio que hacía de cada conversación algo interesante y divertido.
Pasa el tiempo y se relajan tanto, que ya no se esmeran por complacer al otro.
3. Ya no comparten experiencias nuevas y excitantes.
Ahora todos los días están cortados con la misma tijera desde que se despiertan hasta que se acuestan.
Falta motivación, falta interés por generar situaciones que pudieran romper la rutina.
4. Ya no tienen curiosidad por descubrir algo nuevo en el otro porque creen que ya lo conocen todo.
En los inicios de la relación la otra persona era una cajita de sorpresas positivas y agradables que nos mantenían en un hilo, intrigados e interesados por saber más.
Con el tiempo creemos que lo sabemos todo y dejamos de mirar a nuestra pareja con ojos curiosos y llenos de deleite.
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5. La paternidad. Es uno de los obstáculos más notorios cuando se trata de mantener la atracción mutua. La distracción es demasiado poderosa.
No sólo la mujer sube mucho de peso, sino que también el marido asume que los niños le han robado la atención que antes su esposa le brindaba y se siente, muchas veces, rechazado.
6. El estrés y el paso de tiempo se encargan de deteriorar la relación, en la medida en que ambos están demasiado cansados y avejentados como para preocuparse por mantener la atracción física que alguna vez existió entre ambos.
7. El rencor y el resentimiento, asociados a las constantes discusiones, pasan factura a la relación y dejan de sentir la atracción física porque ya no experimentan mayor conexión emocional.
8. La vida sexual se empobrece. Disminuye la frecuencia y la intensidad de las relaciones sexuales. Y esto se convierte en un círculo vicioso sumamente negativo: Los esposos ya no se miran ni sienten atractivos. Como consecuencia no tienen una vida sexual plena. Y como no tienen una vida sexual satisfactoria, sienten menos atracción física y emocional por el otro.
La buena noticia es que ninguno de estos factores es tan grave como para evitar que la pareja vuelva a reconectar, tema que abordaremos en el siguiente artículo.
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