Por María Marín
Recientemente me hice una mamografía la cual mostró resultados irregulares en mi seno izquierdo, y por eso tuvieron que hacerme una biopsia. Este es un procedimiento en el que extraen una muestra de tejido en el área “sospechosa para ver si hay la existencia de células cancerosas.
Mi madre murió de cáncer de mama a los 33 años, por eso, cada vez que me hago una prueba del seno, siempre experimento el temor de que a mi también me puedan dar malas noticias.
Le comenté al médico que nunca antes me habían hecho una biopsia y por tal razón me preocupaba que esto fuera algo serio. El simpático doctor, tratando de calmar mis nervios, dijo: “No te preocupes, el 80% de las biopsias de seno resultan ser negativas”. Sus palabras me tranquilizaron, pensé: “no puedo tener la mala suerte de caer en ese 20%”
A los cuatro días, me llamaron del departamento de radiología para darme los resultados. El Doctor me dijo que cuando los resultados son importantes, él llama personalmente al paciente, así que antes de que continuara, me invadió el miedo que siempre he tenido de recibir las mismas malas noticias que le dieron a mi madre. Respiré profundo y escuché: “María, los resultados de la biopsia son positivos”.
Mi primera reacción fue encoger los hombros, apretar la mordida y cerrar los ojos y en total negación pensé: “tal vez positivo significa algo bueno”. Después de todo la palabra “positivo”, tiene una connotación buena. Pero cuando se trata de cáncer, la palabra que quieres oír es “negativo”. Y desde ese momento comenzó mi lucha contra el cáncer.
Si al igual que yo, tienes que enfrentar una batalla, bien sea en tu vida personal, familiar, profesional o de salud y sabes que es un camino largo y escabroso de recorrer, aunque que tengas temor, haz como yo, mi fe me ayudará a salir victoriosa. El cáncer no sabe con quién se metió, ¡esta batalla la voy a ganar yo!
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