Por María Marín
“La felicidad se encuentra dentro de ti”, esta es una frase muy trillada que suena bonita pero difícil de asimilar para muchos. Quiero compartir contigo una antigua historia de tradición hindú que ayuda a entender este concepto:
Cuenta la leyenda que un ser omnipotente creó un campo de juego llamado tierra para que los seres humanos pudieran crecer, desarrollarse, y darse cuenta de que eran una misma entidad con Él.
Mientras el Creador observaba su obra, vio que algo andaba mal ¡nadie quería crecer! Cada vez que los humanos tenían que superar obstáculos renunciaban al juego, recordaban su origen y decían: “no quiero jugar, yo soy parte del Todopoderoso, mejor me regreso”.
El Creador se preocupó mucho y convocó a una reunión urgente con todos los seres celestiales para esconder el secreto de la felicidad porque si lo encontraban tan fácilmente, no querrían participar del juego de la vida.
Un querubín levantó su mano diciendo: pongámoslo en la montaña más alta. Dios respondió: los seres humanos encontrarán la manera de escalar hasta la punta más remota de todas las cumbres.
Entonces, un arcángel opinó: escondámoslo en lo más profundo del mar. Dios pensó: los hombres desarrollaran equipos de buceo sofisticados para llegar hasta allá. En ese momento un espíritu celestial exclamó: ubiquémoslo detrás de la Luna pero Dios advirtió: ellos serán capaces de inventar tecnologías para viajar al espacio y visitar otros planetas.
Un silencio profundo invadió la sala y fue cuando un hermoso ángel femenino con alas muy brillantes dijo: “yo sé el lugar perfecto donde podemos esconder la felicidad. En lo más profundo de sus corazones. No se tomarán la molestia de buscarlo ahí”.
Dice la leyenda que desde entonces la humanidad ha escudriñado la felicidad en el mundo exterior, por medio de una relación amorosa, el trabajo perfecto, una cirugía estética, el dinero, la fama o el poder, olvidando que se encuentra en su interior.
Tú puedes estar en el lugar más bello del planeta, pero si estás irritada y preocupada estarás infeliz. Por el contrario, puedes encontrarte en el sitio más desagradable del mundo pero si estás de buen humor te sentirás dichosa. Lo que decide tu felicidad es tu estado de ánimo interior. La forma en la que piensas y reaccionas ante cada situación determina el regocijo de tu corazón.
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