Por María Marín
Cuando vivía en Los Angeles, me preparaba un día para salir de viaje cuando sonó el teléfono, era mi abuela, llamaba por tercera ocasión en el día, esta vez preocupada me dijo: «!Mijita tengo una emergencia!», le pregunté que sucedía y abatida me respondió: «Me queda tan sólo medio litro de leche…»
Me subí al auto para ir a la tienda y pensé en todas las cosas que tenía que hacer para mi viaje, lógicamente me sentí estresada pero no me atreví a decir no y encendí el auto para manejar 33 millas y llevarle un litro de leche a mi abuela.
Continuamente enfrentamos situaciones como esta, en las que nos sentimos comprometidos a decir SÍ, cuando realmente queremos decir NO.
Probablemente has experimentado «Nono-Phobia» (miedo a decir no) cuando tu jefe te pidió que trabajaras hasta tarde y aunque tenías otros compromisos accediste, o quizás tu novio te rogó que fueras a visitarlo y aunque estabas ocupada, dejaste lo que estabas haciendo para complacerlo.
¿Por qué nos sentimos comprometidos a complacer a otros?, porque pensamos que si nos negamos, nos catalogarán de egoístas y nos preocupa lo que piensen los demás, tenemos terror de no ser queridos y todas éstas razones nos hacen sentir culpables.
Deberías sentirte culpable si intencionalmente haces algo mal, pero cuando alguien te pide un favor y no puedes realizarlo porque no tienes tiempo, dinero, o ganas, no hay razón para sentirte así pues no has hecho ningún daño.
Recuerda que tú eres la persona más importante en tu vida y no debes sentirte mal por poner tus necesidades en primer lugar. Cuando quieras decir «no», y te sientas insegura, sigue estos pasos:
1. Aprende a ganar tiempo: En vez decir no, utiliza estas palabras: «Dame tiempo para pensarlo», «no estoy lista para tomar una decisión en este momento». Estas respuestas te dan tiempo para pensar y tomar una decisión beneficiosa para ti.
2. Cambia el enfoque hacia ti: Puedes decir: «Mi decisión no tiene nada que ver contigo, lo estoy haciendo por mí».
3. Crea «reglas»: Si alguien te pide un favor para el domingo, dile: «Lo siento pero en nuestra familia tenemos una «regla» que este día es para compartirlo juntos». Y si estas presionada por un vendedor, indícale: «Mi esposo y yo tenemos una «regla» de no tomar decisiones hasta que ambos lo hayamos consultado».
4. Evita dar largas explicaciones o excusas- no trates de convencer a la otra persona de tu decisión.
Cuando llamé a mi abuela para decirle que mi tío (vecino de ella) le llevaría la leche, me dijo: «Mijita, no te preocupes, me acabo de dar cuenta que tengo otro litro…yo sólo quería verte». Por eso, cuando regresé de mi viaje con mucho gusto fui a visitarla. Complacer a otros debería ser un placer y no una obligación. Cuando digas sí, hazlo porque te hace sentir bien a tí, y no a los demás.
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