A primera vista el ultimátum indicaría que esta persona te quiere mucho, sin embargo, el escenario no corresponde a alguien que te quiere, más bien pertenece a alguien que te quiere pero controlar o manipular.
Es difícil reconocer a un manipulador porque no se comporta perversamente todo el tiempo. Conforme elogia tus talentos y te pone en las nubes, también te humilla sacando a relucir tus errores.
Él sufre baja autoestima y la esconde en su inflado ego. Aparenta ser mejor que nadie pero realmente percibe que tú eres superior a él. Entonces, le engrandece menospreciarte, por eso hace comentarios denigrantes para hacerte sentir inferior. Este comportamiento surgen tan frecuentemente que has llegado a creer que él tiene razón.
Si en algún momento le señalas alguno de sus errores, se enfurece tanto que te hará sentir culpable y pensarás que está en lo correcto.
Por ejemplo, si tu marido llega tarde a casa y protestas, encolerizado y gritando te dirá: «¡CÓMO TE ATREVES A RECLAMARME, TÚ NO SABES LO QUE PASÉ HOY, NO ME ATORMENTES, QUE TENGO QUE LEVANTARME TEMPRANO PARA IR A TRABAJAR!»
Algunos de los comportamientos más comunes de un manipulador son:
- Por momentos actúa como poseído por un demonio y a los 10 minutos, es el individuo más amoroso y complaciente en tu vida.
- Tiene memoria de elefante, recuerda cualquier error que cometiste y cada vez que quiere hacerte sentir mal, lo trae a relucir.
- Se interesa especialmente en ti cuando otros te prestan atención y te ignora cuando te dedicas a él.
- No aprecia tus sacrificios, y cuando haces algo realmente bueno, le resta valor diciendo: «Ya era hora que lo hicieras». Nunca eres lo suficientemente buena para él.
- Tras insultarte, te pide perdón llorando y se arrepiente, pero al poco tiempo vuelve la agresión.
Para detener a un manipulador el primer paso es dejarle saber que conoces su juego y que no estás dispuesta a participar en él. Luego, establece límites en su comportamiento -lo que vas y no vas a aceptar-. Y por último, exige un tiempo límite para que cambie su conducta.
Esto le aconsejé a mi amiga María, quien decidió no entrarle al jueguito de su marido, y le dijo: «Tú serás quien escojas… ¡una esposa con trabajo o no matrimonio!».
Si hay alguien que continuamente te menosprecia y te hace sentir inferior, es hora de confrontarlo y decirle: «¡No me vas a manipular más!».