No fomento el divorcio ni las separaciones amorosas pero existen tres situaciones destructivas en que motivo a una mujer a exclamar: “¡Se acabó! ¡No aguanto más!”. Estas tres conductas hacen casi imposible que un matrimonio sobreviva; las llamo la triple A porque todas comienzan con la letra A: abuso, adicción y amantes
Abuso: Muchas mujeres maltratadas no se divorcian porque piensan que solas no podrán mantenerse y proveer para sus hijos. Otras aguantan porque han sido amenazadas, mientras que algunas tienen la esperanza de que la situación cambiará. Pero los estudios muestran que la violencia doméstica es de naturaleza repetitiva. Te recuerdo que el maltrato físico, emocional o verbal, ¡es inaceptable!
Adicción: Si tu pareja tiene un problema de drogas, alcohol, juegos o cualquier vicio y no está dispuesto a buscar ayuda profesional, las posibilidades de salvar la relación son nulas. Algunas sienten culpabilidad y piensan: “Juré que estaría con él en las buenas y en las malas”. Cierto, pero no juraste ponerte en peligro a ti y a tus hijos con su comportamiento impredecible bajo la influencia de sustancias y el impacto financiero que representa su adicción.
Amantes: La herida emocional más difícil de sanar es una traición. Pocas parejas logran superar una infidelidad y vivir felices. Y quienes lo logran es porque el engaño sucedió sólo una vez. Repito, ¡una vez! Si le perdonaste una infidelidad y te volvió a engañar… ¡Divórciate! O acepta que te volverá a traicionar.
Si trataste por todos los medios de salvar tu relación y no resultó, es hora de seguir caminos separados. Estarás triste por un tiempo, ¡pero sobrevivirás! No lo pospongas, como dice el refrán: “¡al mal paso, dale prisa!”.
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