Por María Marín
Tengo una prima quien después de 15 años de matrimonio decidió divorciarse. Al mismo tiempo mi íntima amiga, luego de convivir con su novio por seis años también resolvió dejarlo. Ambas por la misma razón; ¡hombres narcisistas!
Últimamente la palabra «narcisista» me sale hasta en las sopas, bien sea en mi programa radial, en la televisión o en una revista. Tal parece que hubiese una epidemia de este mal.
La mayoría cuando escuchan la palabra «narcisista» asumen que se trata de alguien vanidoso y creído, pero el narcisismo es una enfermedad que va mas allá de creerse lindo o ser presumido. En sicología se le llama Trastorno Narcisista de la Personalidad y ataca más a hombres que a mujeres.
Algunos de los comportamientos que caracterizan a los narcisistas son: Se sienten extremadamente importantes, exageran sus logros y esperan ser reconocidos como superiores sin merecerlo. Creen que son «especiales» y quien único puede entenderles son personas de alto nivel. Tienen una necesidad insaciable de ser admirados y viven fantaseando por conseguir éxito ilimitado, poder, y amores ideales. Su arrogancia los identifica, y esperan recibir un trato especial en todo lugar. Son explotadores, sacan provecho de los demás para alcanzar sus propias metas. Frecuentemente envidian a los demás o creen que los demás le envidian a ellos. Reaccionan con rabia y humillación ante la menor crítica. Y la peor de todas sus características es que carecen de empatía, es decir, no se identifican, no sienten, ni reconocen los sentimientos de los demás. En algunos casos aparentan ser compasivos, pero sólo lo hacen con la intención de beneficiarse en alguna manera. Para ellos es imposible ponerse en los zapatos de otro.
¿Cómo es posible que alguien pueda enamorarse de un individuo tan soberbio e insensible? ¡Fácil! En el comienzo los narcisistas suelen ser encantadores, su habilidad para caer bien y seducir es asombrosa. Al inicio, su misión es cautivarte y que formes lazos muy estrechos con ellos para luego poder mostrar su personalidad real sin correr el riesgo de que los abandones. Cuando finalmente descubres cómo son, es muy tarde porque estás enviciada y vulnerable.
Si estás involucrada con un narcisista, su egoísmo agudo y desconsideración hacia tus necesidades y sentimientos nunca te permitirán disfrutar de una relación saludable. Tratarás por todos los medios de crear una conexión emocional, pero no podrás lograrlo. Ellos odian la dependencia y por eso evitarán crear lazos afectivos. La única cura para el narcisista es buscar ayuda de un psicoterapeuta. El problema es que muy rara vez aceptan su condición. Y te advierto que al confrontarlo con su enfermedad te dirá: ¡La narcisista y egoísta eres tú!»
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