La semana pasada tomaba un vuelo de regreso a Miami y dentro del avión una mujer perdió la cordura con su hija malcriada a tal extremo que abrió sus ojos a punto de explotar, le haló la oreja y exasperada le dijo: “Si no te callas, voy a abrir la puerta del avión y te voy a tirar”.
La pasajera que estaba sentada a mi lado me comentó: “Qué mujer tan loca. Si un día tengo hijos, no dejaría me llevaran a un nivel así”. A lo que le contesté: “No soy mamá, pero sé que ninguna mujer antes de ser madre se imagina el montón de paciencia que se necesita para criar a un hijo”. Y es que no importa el tiempo y educación que se dedique a un hijo, todas las madres se quejan de lo mismo, necesitan más paciencia. Entonces, ¿Cómo desarrollar más paciencia?
1.Planea tu próximo día: Antes de acostarte haz una lista de todas las cosas que tienes que hacer al día siguiente; de esta manera cuando te levantes te sentirás más organizada y en control de todo lo que tienes que hacer.
2. Reconoce que la paciencia es física y no mental: Muchos piensan que la paciencia es una virtud pero la realidad es que mientras más cansado esté tu cuerpo, menos paciencia tendrás. Duerme ocho horas al día y para lograrlo deja de hacer actividades que te quitan horas de sueño antes de ir a la cama, desde mirar tu Facebook, leer un libro o ver una telenovela. En fin, si quieres ser paciente, dormir es más importante que entretenerte.
3. Mantente bien hidratada: ¿Eres de las que toma poca o mucho agua? Se ha descubierto que tomar ocho vasos de agua al día disminuye tu nivel de mal humor.
4. Analiza tus frustraciones: Saca unos minutos para pensar en cuáles son esos minutos en que pierdes más paciencia. Generalmente los hijos acaban con la ecuanimidad de sus madres en los momentos de transición. Por ejemplo, levantarlos de la cama, subirse al auto, hacer la tarea, ir a dormir. Una solución es empezar estas actividades 15 minutos antes.
5.Saca tiempo para ti : Encuentra una actividad que te de placer. Cuando haces algo que disfrutas te energizas y liberas el estrés. Puede ser bailando zumba, tomando una clase de pastelería o inscribiéndote a un club de lectura.
Por María Marín