Cómo calmar a un furioso

Si hay un momento donde cualquiera quisiera tener una varita mágica es cuando uno se ve involucrado en una discusión tan fuerte que parecería que la otra persona va a explotar de tanta furia, rabia y coraje.

Y es que, no hay nada más incómodo que escuchar gritos, insultos y hasta palabras ofensivas ante la impotencia de no poder hacer nada para calmar a esa persona, pues reciprocar esa agresividad o adoptar una actitud sumisa no resuelva nada.

La única manera de calmar a alguien enfadado es demostrándole empatía, lo cual es ponerse en sus zapatos. Y eso no significa que estás de acuerdo con todo lo dicho, sino que lo comprendes.

En el instante que él o ella sienta que tú haces lo posible por entender sus emociones, automáticamente se da una conexión tan poderosa que es capaz de comenzar a calmarse. Según estudios en interacciones humanas escuchar a alguien por dos minutos es tiempo suficiente para comenzar a serenarse.

Escucha bien: En vez de responder a todo lo que dice o pensar en el significado de todas sus palabras hirientes u ofensivas, dedícate a escucharlo y evita hacer preguntas o comentarios. Cuando abres tus oídos y cierras tu boca, propiciarás un mejor ambiente para resolver el desacuerdo más tarde.

Controla tus emociones: En un momento tan tenso y explosivo parecería imposible conseguir calma, pero sí es posible. Tu respuesta a su enojo jamás debe ser igualmente de explosiva. Cuando controlas tus emociones y logras estar calmado en medio de todo el tormento, envías un mensaje claro de tu madurez emocional y tu intención de resolver el problema de manera pacífica.

Usa frases en segunda persona: Olvídate de decir algo en primera persona o mencionar algo de cómo te sientes. Cuando hablas en segunda persona instantáneamente das a entender que estás comprendiendo sus emociones. Y con la comprensión llegará la calma que necesitan para más adelante resolver el conflicto o diferencias.

Calmar a un enojado no es solo un acto de cortesía, sino la habilidad de mantener mejores relaciones interpersonales.

La próxima vez que tengas a una pareja, un familiar o cualquier conocido “explotando” de rabia frente a ti, recuerda la empatía como punto de partida; esa será siempre «tu varita mágica».


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