Por CLAUDIA BETANCOURT
Como sabemos, todo es energía, desde un objeto sólido hasta aquella que creemos no percibir, más aún nuestro cuerpo que es pura energía que se va cargando con las emociones que nos generan los aprendizajes que se tienen en el día a día.
¿Cómo limpiarla?
Lo primero es identificar esas personas “vampiros energéticos”. ¿Te ha sucedido que tienes amigos con los cuales después de una conversación terminan como si hubieran corrido un maratón? Esto es lo primero que debemos cuidar, podemos elegir la gran mayoría de las veces con quien nos relacionamos y con quien no debemos hacerlo, por esto es importante escoger personas, grupos, en general relaciones que nos nutran y nos aporten; si esto no es posible, puedes tener algunas recomendaciones en cuenta:
Cuando la persona te esté hablando y llenando de quejas, reclamos y problemas, cruza los brazos esto mantendrá tu energía sin entrar en contacto con la de la persona.
Visualízate en una burbuja de luz blanca, la intención y el poder del pensamiento crean, cuando este campo de energía actúa sobre tu cuerpo la energía que vibra por debajo rebota y no se queda pegada sobre tus cuerpos sutiles.
Agradece por algo que tengas en tu vida o algo que te guste de ti, el agradecimiento es una vibración que también eleva tu energía de una forma muy considerable.
Nunca sincronices tu respiración con la respiración de la persona que te está entregando esos problemas.
Trata de no ubicarte totalmente de frente, si estas sentado de esta forma has un pequeño y sutil giro a tu cuerpo.
De vez en cuando limpia tu energía, has un baño con sal marina y luego miel, como a todo lo demás a tu energía hay que hacer un mantenimiento mensual.
