¿Ha desaparecido el deseo con su pareja? ¿Ya la pasión no es la misma? Tu libido se fue lejos del hogar? ¿Se la pasan culpándose por no tener relaciones íntimas? Pues entonces te recomiendo que traten la focalización sensorial.
¿De qué se trata? La focalización sensorial es un ejercicio de terapia donde las caricias sensuales, no genitales, implementan la excitación sin llegar al coito.
En mi práctica clínica, encuentro que es común el bloqueo ante la relación íntima, sea por desavenencias en otras áreas de la relación, porque la sexualidad se ha tornado muy genital o simplemente «ha desaparecido» el deseo.
Llevar a cabo dicho ejercicio hace revivir la pasión y la sensibilidad de los primeros años, contribuyendo mucho a la comunicación y al conocimiento del cuerpo de nuestra pareja.
Ejercicio de focalización sensorial
Primero, prepárense para el momento y preparen el ambiente: desnúdense, dúchense y relájense.
Quiero que tú, la mujer, se acueste boca abajo. Luego el hombre te acaricia la espalda de la manera más delicada y tierna que pueda y que mueva sus manos muy lentamente, comenzando en la parte posterior de la nuca, acariciando tus orejas y que continúe hasta las nalgas, las piernas y los pies. Usar manos y labios. ÉL se debe concentrar solo en lo que experimenta cuando toca tu cuerpo y tu piel.
Mientras tanto, la mujer tiene que prestar atención a las sensaciones que siente cuando él te acaricia. No dejes que tu mente vague. No pienses en nada más. No te preocupes de si él se va a cansar o si está disfrutando o cualquier cosa. Sé EGOÍSTA y concéntrate en tus sensaciones. Permítete sentir todo. Comunícate con él. No hables demasiado porque esto interferirá en tus respuestas y las de él pero recuerda que él no puede saber cuáles son tus sentimientos a menos que tú se lo digas. Dile dónde deseas que te toque y cómo y dónde sus caricias ejercen el mejor efecto. Déjale saber si tu contacto es demasiado ligero o pesado, o si va demasiado aprisa. Si la experiencia es desagradable, comunícate. Trata de identificar aquellas áreas de tu cuerpo que son especialmente sensibles o responsivas.
Cuando ambos se hayan cansado de este ejercicio, la mujer se vuelve boca arriba de manera que el hombre pueda acariciarla por delante, comenzando por la cara, el cuello y que baje hasta la punta de los pies. Pero en esta primera vez no acaricies los órganos genitales; deja a un lado los pezones, la vagina y el clítoris.
Igual que antes, tienen que concentrarse solo en lo que sienten cuando acarician y son acariciados. Deténgase cuando el ejercicio se haga fatigoso para cualquiera de los dos.
Ahora, es momento de que el hombre reciba las caricias. La mujer hará el mismo ejercicio con el hombre (Helen Kaplan, La Nueva Terapia Sexual).
Mi recomendación final: Cada vez que se haga el amor o este ejercicio, debemos cuidar los olores, el ambiente, la luz, la música, el tacto y las sensaciones.
Por eso te recomiendo usar velas con olor, aceites para masajes y plumas para acariciar con mayor delicadeza, gel lubricante, si lo necesitas. En fin, cualquier cosa que los ayude a tener una experiencia plena y agradable.