Al igual que los síntomas de una enfermedad, un síntoma aislado no tiene especial significación. En el caso del Casanova, si se dan varios síntomas y de forma persistente, recién entonces se debe considerar como algo patológico, un desorden de los sentimientos caracterizado por la compulsiva persecución y abandono de mujeres.
¿Cómo es el Casanova, cómo actúa?
Sus relaciones con las mujeres se caracterizan por su brevedad, inestabilidad y frecuente infidelidad.
Se la pasa quejándose de las mujeres, sintiéndose siempre incomprendido y mal amado, cuando en el fondo no se da cuenta de su incapacidad, tanto para amar como para dejarse amar.
Es un ser egoísta. Lo único que le interesa es su satisfacción sexual y, si acaso, emocional.
Es adicto al sexo, un «eterno mujeriego», insaciable e irresistible.
Es un galán persistente, dotado de una habilidad camaleónica para transformarse en cualquier cosa que desee su mujer de turno.
Está muy predispuesto al alcoholismo, la drogadicción y otros desórdenes obsesivo-compulsivos.
Considera a las mujeres como meros objetos sexuales, verdaderas muñequitas de placer sin alma que, una vez conquistadas, hay que abandonar. Al principio, las mujeres son objetos deseables, trofeos conseguidos en función de sus habilidades. Cada una entraña un nuevo misterio, un desafío y, como tal, se entrega a desvelar el misterio de afrontar el desafío, pero cuando se descubre el misterio, se desvanece el deseo.
Es un verdadero experto caza-mujeres que sigue una táctica, especie de ritual, basada en cuatro pasos: búsqueda instintiva y obsesiva de mujeres y de sexo que él llama “búsqueda de emociones” para luego pasar a un “actuar como si fuera juego”, “devorar” y “escapar”.
En el fondo es un ser tímido, mentiroso, resentido, que no se siente capaz de merecer ni de inspirar amor.
Lo peor de todo es que no se siente responsable de sus actos ni culpable por los sentimientos o tragedias que provoca. Pasa la vida como un fantasma sin poner un pie en la realidad “su realidad”, es decir, su enfermedad: su adicción a las mujeres y al sexo.
Hombre de doble vida, de doble moral, siempre vive entre el conflicto que representa la dicotomía entre su yo interno y el externo, pues mientras por un lado es agresivo y seguro de sí mismo, por dentro es frágil, inseguro y temeroso.
Paradójicamente, a mayor número de mujeres, mayor es el vacío existencial que siente este hombre que parece no darse cuenta de que el problema real está en su escaso, o nulo, crecimiento espiritual.
¿Qué hay detrás de este tipo de hombre? ¿Cuál es la causa principal de su conducta?
En el fondo hay una infancia triste y solitaria, con padres ausentes, ya sea física o emocionalmente, madres narcisistas ocupadas en sí mismas o demasiado rígidas y severas que lo único que lograron fue castrar emocionalmente al hijo.
Sufre un trastorno en los vínculos afectivos durante su primera infancia, lo cual le impide crear el vínculo del amor en la edad adulta. El Casanova basa las relaciones en la búsqueda continua del placer propio.
Resulta difícil en una sociedad como la nuestra, en donde todo se le ha permitido al hombre, encontrar las características propias del Casanova, pero nos vamos a centrar en aquellos hombres con un historial de aventuras de una sola noche, con frustradas relaciones amorosas o repetidos matrimonios, con sus consecuentes divorcios, que continuamente terminan sus relaciones románticas y son crónicamente polígamos e infieles.
Pero no todo está perdido en el caso de este hombre infeliz. Se trata de una patología susceptible de ser tratada. La terapia apropiada puede devolverle la estabilidad emocional de la que no disfruta y la consejería espiritual puede ayudarlo a descubrir el verdadero sentido de la vida y mostrarle el camino de la paz interior.
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