Una vez un amigo psicólogo me dijo: “Los hombres genéticamente no están capacitados para tomar indirectas”. Y es que hablar de forma indirecta, es una especialidad femenina, lo hacemos porque no queremos ser percibidas como exigentes y “más que pide”.
Los caballeros tienen una manera de comunicarse muy diferente a la nuestra. Cuando ellos quieren algo “van directo al grano” y lo piden sin rodeos, mientras que nosotras insinuamos lo que queremos, pero no lo pedimos directamente. Y una de las frustraciones más grandes de los hombres es cuando pretendemos que ellos nos lean la mente.
Hablar de forma indirecta favorece la relación entre las mujeres, pero no funciona con los hombres. Si quieres que tu pareja te lleve a la playa durante el fin de semana, no hagas insinuaciones como: “Estoy tan pálida, hace tiempo no me asoleo”. Sé directa y di: “Hagamos planes para ir el sábado a la playa”.
Si deseas que te lleve de vacaciones a New York en diciembre, no hagas indirectas como: “Tan hermosa que es la Navidad en la Gran Manzana. Ve al punto y pide: “Quiero que pasemos la Navidad en Nueva York”.
Un hombre no se ofende o se molesta con tus demandas. Todo lo contrario, respeta aún más a una mujer que no tiene miedo a pedir lo que quiere.
Además, una de las cosas que más disfrutan ellos es complacernos, ya que esto los hace sentir como héroes.
¡Cuántos malentendidos se evitarían las parejas si las mujeres hablaran claro! Por eso, deja los rodeos, las insinuaciones o las pistas y ¡sé directa y ve al grano!
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