¿Me divorcio o no? Nadie contempla esta pregunta de la noche a la mañana, es una interrogante que nos hacemos después de pasar por muchos momentos de frustración, tristeza o enojo en la relación.
Cada matrimonio es diferente así que no hay una sola respuesta que le quede bien a todas las parejas, por eso prefiero darte algunas ideas para reflexionar si realmente es el siguiente paso. Recuerda que una relación siempre se puede arreglar, como dice Shakira en su canción Acróstico, los problemas se solucionan, no se botan. Lee lo siguiente:
- Si has deseado que tu pareja muera porque piensas que esa es la manera más fácil de acabar la relación, es una clara señal de que te urge un cambio en tu vida. Sé de mujeres que dicen: “Si mi esposo perdiera la vida en un accidente, acabaría mi agonía”. No pierdas tiempo esperando que el destino haga algo para cambiar tu situación, la única que puede cambiar tu vida eres tú.
- Pregúntate si quisieras que tus hijos tuvieran un matrimonio como el tuyo. Si la respuesta es “no”, es otra señal de que permanecer casada por los hijos no es buena idea. Si quieres que tus hijos tengan una relación diferente a la tuya, debes de ser ejemplo para ellos, sino repetirán lo que vieron de tu relación.
- Si tu razón de permanecer en la relación es basada en el miedo, significa que el matrimonio está completamente deteriorado. Hay personas que dicen: «Me quedo en esta relación por temor a no poder ver a mis hijos todos los días”, «Tengo miedo de no poder mantenerme sola”. La decisión de divorciarte nunca debe estar basada en miedo, mas bien en el deseo de buscar paz, armonía y estabilidad emocional.
Ahora amiga, si ya leiste todo y crees que diste lo mejor de ti, trataste por todos los medios de arreglar la relación pero nada mejoró, es hora de tomar una decisión.
Hay situaciones en la vida que aunque ruegues, llores y patalees no van a funcionar pero algo mejor se presentará.