Poco a poco he descartado a los «perdedores sin remedio» de mi cĂrculo de amistades. Mi actitud puede parecer muy insensible para muchos, por eso quiero aclarar que no me refiero a quien está desdichado a causa de circunstancias incontrolables o ajenas a su voluntad, como una enfermedad, un accidente, la pĂ©rdida del trabajo por reducciĂłn de empleomanĂa o desgracias de la naturaleza. Estos individuos necesitan ayuda y debemos brindársela.
Mas bien me refiero a esos que atraen desgracias a su vida por medio de su mala actitud, comportamiento destructivo, pensamientos negativos e influencia dañina que tanto afecta otros. Si mantienes contacto con este tipo de persona, tarde o temprano te contagiarás.
Los estados emocionales de los seres humanos pueden compararse con una enfermedad y ser tan infecciosos como la gripe, la varicela, o las paperas. Por esta razĂłn, si entre tus amigos existe alguno que padece los sĂntomas que voy a mencionar, aunque parezca egoĂsta, alĂ©jate porque para este tipo de enfermedad solo hay una cura: ¡el aislamiento!
- Se presentan como vĂctimas. Le echan la culpa, de todos sus problemas y desgracias, a las personas y circunstancias que los rodean.
- Nunca están felices con nada ni con nadie. Se pasan la vida criticando todo el mundo.
- Continuamente se ven involucrados en situaciones malas. Cualquiera dirĂa que «La desdicha los llama».
- Tienen un historial interminable de amores y trabajos fracasados.
- Tienden a ser individuos de mal carácter y pierden sus estribos fácilmente, esto los lleva a meterse en más miseria.
Seguramente cuando llegan a tu vida estas amistades tóxicas, sientes la necesidad de ayudarlas, pero si tratas de rescatarlas, te infectarás y al igual que ellos fracasarás. Desafortunadamente no puedes sanar a quienes sufren de este mal. Para estos individuos mejorar su situación, primero tienen que aceptar que padecen de esta enfermedad emocional.
AsĂ como «lo malo se pega», tambiĂ©n «lo bueno se pega». RodĂ©ate de personas que tengan en abundancia aquello que a ti te falta y te contagiarás. Por ejemplo: si eres tĂmido, acĂ©rcate a los extrovertidos. Si careces de dinero, reĂşnete con los ricos. Y si eres alcohĂłlico, jĂşntate con los sobrios. HĂşyele a los que comparten tus debilidades, y relaciĂłnate con amigos que se identifiquen con tus fortalezas. Mi abuela tambiĂ©n decĂa: «un amigo bueno y fuerte, llega más allá de la muerte».













